Tras sus aventuras con la gorgona y el monstruo marino, Perseo regresó a su hogar, la isla de Sérifo, y entonces supo que el rey Polidectes se había enamorado de su madre, Dánae, y había tratado de convencerla para que se casara con él. De hecho, por ello había mandado fuera a Perseo. Dánae se ocultó en el templo de Atenea y Polidectes lo sitió. Airado ante tal situación, Perseo mostró la cabeza de Medusa al rey y a sus soldados, y los convirtió a todos en piedra. Luego devolvió los objetos que los dioses le habían prestado y dio la cabeza de Medusa a Atenea, que la colocó en la parte delantera de su escudo.
Ref: Mitos y leyendas "Guía ilustrada de su origen y sifnificado -Philip Wilkinson-
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